Fracciones inmobiliarias versus depósitos a plazo
Es fundamental conocer las diferencias y ventajas entre ambas alternativas, especialmente en términos de rentabilidades nominales.
Un estudio de Patrimore reveló que el 22% de los inversionistas apuestan por el depósito a plazo o, simplemente, en cuenta corriente. Pero, ¿hay otras formas de rentabilizar los ahorros?
Comparemos las dos opciones a partir de un ejemplo práctico:
Imaginemos que alguien invierte $100 mil en un depósito a plazo de 90 días, renovándose por 12 meses. Las tasas mensuales de los bancos oscilan entre 0,40% y 0,51% en este momento, esto significa que, con una buena tasa, el retorno será de 6,12% anual nominal, es decir, unos $6.120 de ganancia en un año, repartidos en cuatro pagos de $1.530.
Todo esto ocurre con un riesgo muy bajo. Ahora bien, en ese periodo de 12 meses, basado en el último informe de política monetaria, la inflación anual fue de 4,5%, por lo tanto, “si tienes $100 mil iniciales ahora pueden comprar lo mismo que antes comprabas con solo $95.500. Si tomas esto último en consideración, tienes que restarle a tú 6,12%, la inflación de 4,5%, obteniendo una ‘rentabilidad real’ de 1,62%, o lo que muchos expertos llamarían “UF+1,62%”, que es ‘todo lo que varíe la UF, más un 1,62%’”
¿Cuánto han rentado las fracciones inmobiliarias en los últimos 12 meses? Eso dependerá de cada propiedad en la que participe, pero el promedio fue de 13,1% nominal. Esta rentabilidad se compone de 3 partes: (1) aumento de la UF (el dinero está en UF y crece con la inflación); (2) aumento de la plusvalía de la propiedad, y (3) pago de arriendos de cada propiedad directos a la cuenta bancaria del usuario.
En base a esto, la inversión de $100 mil representó $13.100 en ganancias en el último año. Éstas estarían divididas en 12 pagos mensuales de arriendo de aproximadamente $334 pesos, sumando $4.008, más el aumento de valor de la propiedad y la UF. En ese caso la ‘rentabilidad real’ después de la inflación sería de 8,6%, o ‘UF+8,6%’.
En inversiones siempre la rentabilidad responde a un riesgo. En el caso del depósito a plazo, éste es mínimo, ya que está garantizado por el banco. Mientras que en las propiedades existen contingencias como la vacancia de arrendatarios o la variación del valor de las propiedades, pero a pesar de ello, es “Un mercado más estable que el de las Acciones o las Criptomonedas. Al contrastar los retornos actuales de los DAP con las propiedades fraccionadas, el riesgo extra se contrapone a una rentabilidad ‘real’, que puede ser 5 veces mayor que la de un depósito a plazo, lo que no necesariamente habla de una mejor o peor opción, sino de un objetivo distinto de la herramienta”.
Diferencias
La principal diferencia, más que ventaja, es que el depósito a plazo es una herramienta de ahorro; mientras que la compra fraccionada es una herramienta de inversión. El depósito a plazo tiene como objetivo principal proteger el capital, tanto de la inflación como de la variación de los mercados. Por lo que la rentabilidad de estos tiende a estar entre un 1% y 2% por sobre la variación de la UF.
Por otro lado, “la inversión inmobiliaria es efectivamente una inversión, ya que estás poniendo tú dinero en activos (propiedades) que producen ingresos y aumentan de valor (plusvalía), pero siempre con la posibilidad de que estos se comporten de manera variable. Es un riesgo que tomas, ya que te permite hacer multiplicar tu capital más allá de lo que éste pierde valor por la inflación”.
“Para hacerse una idea, una inversión que renta un 13,1% anual, como el portafolio de fracciones inmobiliarias, toma poco más de 5 años en duplicarse. Por otro lado, una inversión que crece al 6,1% anual, como un DAP, tomará unos 12 años en duplicarse, y para cuando eso ocurra, la inflación se habrá llevado el 73% de ese crecimiento”.
En resumen, siempre es bueno fomentar el ahorro en la medida de lo posible, y sea cual sea la forma de hacerlo, siempre es una medida para estar preparados ante posibles contingencias.
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