Políticas de dividendos
Una vez que la empresa comienza a generar beneficios, lo habitual es que estos se
distribuyan parcialmente entre los accionistas de la empresa. Las políticas de dividendos son aquellas decisiones tomadas por la dirección de la compañía por las que se decide la cantidad de dividendo a repartir entre los accionistas. De esta forma se establece la cantidad de dinero a repartir por acción, la fecha de pago y la forma de pago que normalmente es en efectivo, aunque también puede ser en especie o mediante la entrega de nuevas acciones.
Las políticas de dividendos son muy diferentes entre unas empresas y otras y entre unas geografías y otras. Entre las políticas de dividendos más comunes tenemos las siguientes:
● Dividendo fijo: estos se establecen en empresas que cuenten con una importante estabilidad financiera. Si la empresa tiene unos niveles de beneficio constante esta política de dividendo tiene toda su lógica. Dentro de esta categoría podemos incluir al dividendo fijo creciente. Este tipo de dividendo cobra todo el sentido en empresas estables financieramente y que además presenten crecimientos sostenidos de su beneficio.
● Dividendo extraordinario: Se suele producir en aquellos casos en los que la empresa ha obtenido beneficios extraordinarios. Este dividendo se paga de forma complementaria al dividendo regular. De lo que se trata es de compartir con los accionistas el éxito de la empresa. Este beneficio extraordinario se puede producir por múltiples razones como serían las siguientes: aumento repentino e inesperado de los márgenes empresariales a consecuencia de fenómenos extraordinarios como guerras, sequías, incremento repentino de la demanda…. o como consecuencia de la venta de alguna filial o elemento del negocio por el que se obtienen fuertes plusvalías.
● Dividendo en acciones: En vez de retribuir al accionista con efectivo se le retribuye con acciones ya sean propias, de una filial o de otra empresa en la que la compañía sea también accionista.
● Dividendo complementario: Este tipo de dividendos recibe su nombre ya que suplementa al dividendo fijo. En función de la evolución de los resultados de la empresa este tendrá lugar o no. En cambio, el reparto del dividendo fijo no se verá alterado.
Políticas activas y pasivas de dividendos
Son los consejos de administración de las empresas los que establecen o al menos los que proponen los dividendos que serán distribuidos entre los accionistas. Sin embargo, a pesar del hecho de que sean los consejos de administración los que decidan las cantidades a abonar en concepto de dividendos, estos no tienen la potestad de pagar cualquier importe que se les ocurra. En algunos países, como son los casos de Chile o Brasil, las compañías están obligadas por ley a pagar en concepto de dividendos una proporción mínima de sus utilidades. En sentido contrario, los acreedores de la empresa también pueden imponer ciertas restricciones al reparto de dividendos, ya que en el caso de que estos pagos fueran excesivos, la compañía podría no disponer de fondos suficientes con los que hacer frente a sus créditos. De este modo, en algunos países como es el caso de los Estados Unidos, las leyes estatales tienden a proteger a los acreedores contra los pagos excesivos de dividendos.
Otro aspecto a destacar es que los dividendos no siempre se pagan en efectivo. Los dividendos también pueden ser pagados en acciones vía ampliación de capital o venta de la autocartera de la empresa. Esta vía de pago de dividendos es muy interesante para las compañías, ya que no suponen la salida de caja al no pagarse en efectivo, sino que lo que se suele hacer es realizar una ampliación de capital y estas acciones fruto de la ampliación son las que se entregan a los antiguos accionistas. El número de acciones en consecuencia aumentará, pero los activos de la compañía continuarán siendo idénticos. El accionista entonces tendrá más acciones, pero su precio de cotización será inferior. El único coste que tendrá esta práctica será el asociado a todos los costes administrativos, legales y de gestión que supone la emisión de las nuevas acciones. Si la empresa cotizaba en bolsa, entonces las nuevas acciones también lo harán y siempre en los plazos que se hayan acordado por el consejo de administración de la compañía y de acuerdo con la normativa establecida por las bolsas en las cuales cotizan.
Otra forma muy común para retribuir a los accionistas es mediante la recompra de acciones de la empresa en el mercado. Con esta estrategia, lo que hace la empresa es utilizar el efectivo del que disponen para recomprar las acciones en circulación. Estas recompras elevarán, en principio, el precio de las acciones, ya que, por un lado, se incrementa la demanda de compra y, por otro lado, hay una menor oferta de acciones en circulación. Una vez que la empresa ha adquirido estas acciones entonces se pueden seguir diversas estrategias: una de ellas es que estas acciones se mantengan como autocartera y formen parte de la tesorería de la empresa, de forma que estas acciones podrían venderse en el mercado en el futuro si fuera necesario y con ello la empresa recibiría fondos por ellas. Otra estrategia consiste en efectuar una reducción de capital por el número de acciones adquiridas como autocartera, con lo que estas acciones quedarían destruidas y esto reduciría el número de acciones en circulación de la compañía.
Hay que señalar que estas recompras de acciones no siempre fueron permitidas. Así, en el pasado en varios países se prohibieron o restringieron notablemente. Sin
embargo, en la actualidad podemos señalar que la mayor parte de las restricciones a la recompra de acciones se han levantado y esta viene siendo una práctica muy común en países como, por ejemplo, Estados Unidos en donde muchas compañías realizan compras masivas de sus propias acciones.
Los inversores, por regla general, esperan que una empresa que ha venido efectuando pagos regulares de dividendos continúe haciéndolo y que, además, los incremente de una manera uniforme a medida que los beneficios aumentan. Los dividendos por regla general rara vez se reducen, a no ser que la empresa sufra pérdidas significativas y continuas. Por otro lado, los administradores de las compañías tampoco suelen aumentar los dividendos a menos que tengan la suficiente confianza en que podrán seguir manteniendo en el futuro esos niveles de pagos. Por lo tanto, si una empresa anuncia que va a incrementar sus dividendos en el próximo ejercicio, esta es una buena señal para los inversores ya que lo que se trasluce es que los administradores son optimistas con la evolución futura de la compañía. Si esto sucede con los dividendos, en las recompras de acciones hay mucha más flexibilidad y el hecho de que una empresa decida recomprar sus acciones en un ejercicio no significa que lo continuará haciendo en los próximos.
A la hora de ver qué opción es la más interesante para retribuir al accionista, un aspecto que resulta absolutamente clave es el de la fiscalidad. Desde este punto de vista, la recompra de las acciones por parte de las empresas suele ser más beneficiosa para los accionistas que los pagos de dividendos, ya que la tributación por las ganancias de capital suele ser más baja que las tasas que se aplican a los dividendos. En los últimos 30 años y ciñéndonos exclusivamente al caso de Estados Unidos, vemos que las recompras de acciones rivalizan con el pago de dividendos en efectivo. Ambas formas de retribución son muy utilizadas, aunque también es cierto que cada vez son más las empresas que retribuyen a los accionistas en exclusiva mediante la recompra de acciones.
Otra forma de retribuir al accionista es mediante la reducción del valor nominal de
las acciones que tiene un efecto similar al pago de dividendos. Las empresas suelen utilizar esta estrategia retributiva cuando estiman que el precio de sus acciones es demasiado elevado y esto perjudica la compra/venta de sus acciones, ya que no todos los inversores tienen la misma fortaleza financiera para poder adquirirlas. Lo que se haría es dividir el número de acciones en circulación y estas se podrían dividir por 2, por 3 o por 20. Los accionistas tendrían más acciones, pero a un precio unitario menor, por lo que el valor de su inversión seguiría siendo el mismo. Podríamos pensar que esto en realidad no genera ningún valor para los accionistas, pero en realidad esto no es así. Al bajar los precios a los que se intercambian las acciones, el volumen diario de acciones que se intercambiará en el mercado será mucho mayor, lo que dotará a las acciones de mayores niveles de liquidez y esto hará mucho más sencillo a los accionistas el que estos puedan venderlas si necesitan los fondos.
También existe la fórmula de los dividendos en especie, si bien debemos significar
que esta no es una práctica demasiado común. El pago de dividendos en especie sólo puede ser ofrecido si los bienes incluidos son de la misma naturaleza y todos los accionistas pueden recibir un número entero. Un ejemplo de este tipo de dividendos, sería el caso de que una compañía sea propietaria de otra o al menos de una parte de esta. Entonces la compañía propietaria de las acciones podría pagar con los títulos de esta a sus accionistas y todo ello en la proporción que haya determinado o propuesto el consejo de administración.
El pago en especie permite, en consecuencia, sacar activos de su balance de forma sencilla, del mismo modo que facilita el retribuir a los accionistas sin tocar la tesorería, lo que puede ser realmente interesante cuando la empresa en cuestión no quiera ver reducida su liquidez. Para los accionistas esta medida puede ser vista de dos formas: para unos puede ser una vía con la diversificar sus inversiones como en el supuesto propuesto, pero también puede no ser vista con agrado por aquellos accionistas que lo que necesitan es liquidez y es que es posible que siguiendo el ejemplo expuesto anteriormente, estos títulos que reciban los accionistas no sean demasiado líquidos. Finalmente, resaltar que la distribución de dividendos en especie, al ser un caso de retribución del accionista muy particular es algo que normalmente se decide durante las justas de accionistas extraordinarias.
Estabilidad de los dividendos
La renta variable está conformada por una serie de activos que por definición presentan una rentabilidad incierta. Es decir, la rentabilidad de esta inversión no está garantizada y ni siquiera tenemos garantizada la devolución del capital invertido. En la renta variable no se conocen cuáles son los flujos de caja que se van a recibir de la empresa, al contrario de lo que sucede en el caso de la renta fija. De esta forma es, por tanto, posible que la rentabilidad obtenida sea negativa y que lleguemos incluso a perder hasta la totalidad del capital invertido. La rentabilidad de los activos de renta variable depende de muchos factores como pueden ser la en las ventas de la empresa, el comportamiento de los mercados financieros, las expectativas de los inversores....
La renta variable es uno de los principales actores de los mercados financieros. Es importante destacar que al ser la rentabilidad que terminen ofreciendo estos activos incierta y, por tanto, el riesgo que supone invertir en ellos es muy superior a las inversiones en renta fija, se espera y en cierta forma se exige obtener una rentabilidad mucho mayor que la de estos últimos. En el largo plazo la experiencia
nos dice que la rentabilidad a nivel agregado es mayor, pero esto no tiene por qué ser así en cada uno de los valores de renta variable. De hecho, si analizamos el mercado nos podemos encontrar acciones que han tenido revalorizaciones gigantescas en todo tipo de periodos y otros en los que la empresa ha terminado desapareciendo y los inversores han visto cómo su inversión terminaba desapareciendo.
La rentabilidad que podemos obtener por la renta variable puede venir por dos vías: Por una parte, por el pago de dividendos y por otra por el diferencial obtenido por el precio de compra y el precio de venta de la acción. Hay empresas que, aunque generen mucho beneficio prefieren no repartirlo entre sus accionistas en forma de dividendo, sino que su objetivo es reinvertir estos beneficios para obtener una autofinanciación muy barata y seguir aumentando su crecimiento de forma incremental. A este tipo de empresas se las conoce como empresas de crecimiento.
Al no repartir dividendos toda la rentabilidad que pudiera obtener el inversor vendrá determinada por los diferenciales de precios entre la compra y la venta.
Fuera del caso de las empresas de crecimiento, los inversores lo que buscan es obtener un beneficio constante en forma de dividendo y obtener en su caso una rentabilidad adicional con el diferencial obtenido entre el precio de compra y de venta. Por esta razón el dividendo es una de las claves de bóveda en la que se fijan los potenciales inversores a la hora de emplear sus fondos.
El objetivo de muchas empresas es que sus dividendos sean estables y es que este hecho proporciona muchas ventajas tanto a los potenciales inversores como a las empresas. Por el lado de los inversores destacaría el hecho de que este tipo de políticas retributivas reduce los riesgos del inversor, por lo que muchos inversores de tipo conservador se verán muy atraídos por este tipo de empresas. Además, este tipo de compañías suelen ser no especulativas lo que aumenta la previsibilidad en la cotización de la acción.
El principal inconveniente que presenta este tipo de políticas retributivas es que no resulta sencillo cambiarla, ya que muchos inversores consideran estos dividendos como parte de su “salario”. Por esta razón en este tipo de estrategias retributivas habrá que ser muy conservador para evitar cambiarla en los años en los que los resultados financieros de la empresa sean más escasos. La forma de actuar en este caso sería la de fijar un dividendo fijo conservador y para aquellos años en los que la situación lo permita establecer un beneficio complementario tal y como se ha detallado previamente.
Dividendos y división de las acciones
En ocasiones cuando las acciones de las empresas presentan cotizaciones excesivas, los comités de dirección arbitran o en su caso proponen medidas que reduzcan su precio sin que ello suponga un menoscabo en la posición del accionista. Que el precio de una acción sea elevado presenta diversos inconvenientes que hay que saber tratar de forma adecuada. La principal desventaja de este tipo de acciones es que normalmente su liquidez es reducida ya que, para muchos inversores, especialmente aquellos muy especuladores no resultan atrayentes. Una subida de precio moderada de la acción puede suponer un incremento porcentual del precio muy bajo y esto expulsa a los especuladores. Una de las medidas que se suelen tomar para revertir la situación y proporcionar mayor liquidez a este tipo de valores es ejecutar un Split.
Split es una palabra inglesa que significa dividir o repartir. En bolsa cuando se anuncia que una empresa ha realizado un Split en realidad a lo que se refiere es que dicha empresa ha realizado un desdoblamiento del número de acciones en una proporción determinada. En este tipo de operaciones el capital social de la empresa no varía, sino que lo que ocurre es que aumenta el número de acciones en circulación. El nominal de las acciones se reduce en la proporción acordada.
Si, por ejemplo, la empresa XYZ realiza un Split en la proporción 5 acciones nuevas por cada acción antigua, entonces el nominal de la acción se reducirá en esa proporción y el número de acciones en circulación se multiplicará por cinco. En este caso la cotización de la acción también se dividirá por cinco, de forma que tendremos cinco veces más acciones que valdrán la quinta parte de su valor previo, con lo que el valor monetario final se mantendrá constante. Con este tipo de políticas lo que se pretende es incrementar la liquidez del valor, aumentando el número de transacciones ejecutadas lo que puede traer consigo importantes beneficios futuros.
La figura contraria al Split sería el contra-split. En este caso lo que tendremos es un reagrupamiento de acciones. El valor de la acción se considera que es demasiado bajo y que sólo es apta para especuladores, ya que pequeñas variaciones en su precio suponen grandes variaciones porcentuales. Si lo que la empresa busca es a otro tipo de inversor entonces la figura del contrasplit tendrá todo el sentido. El número de acciones en circulación se reducirá, su precio aumentará y por tanto la liquidez en el mercado se verá reducida.
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